Una de las claves para seguir unos hábitos de vida saludables y garantizar la seguridad alimentaria en el hogar es aprender a leer las etiquetas de los alimentos que metemos en nuestra cesta de la compra y almacenamos en nuestros frigoríficos y despensas. En este sentido, hay que prestar atención no solo a la lista de ingredientes y a la proporción en la que se encuentran. Además, es fundamental fijarse en dos términos, ya que de ellos va a depender que podamos comer el producto o no o cuánta prisa nos tenemos que dar en hacerlo.
Cada vez hay menos dudas de que el deporte y el ejercicio físico son excelentes maneras de asegurarse un buen estado de salud. La actividad física no solo ayuda a mantener en forma el sistema cardiovascular, ayuda a alejar el fantasma de la diabetes tipo 2, el de la obesidad, el de la osteoporosis… Además, el ejercicio es clave para reducir el riesgo de desarrollar ciertos tumores y es una pieza clave para asegurarnos un envejecimiento saludable. No obstante, cabe recordar que la actividad física también puede ser origen de lesiones y patologías (no solo del aparato locomotor), fruto de una falta de planificación a la hora de abordar los entrenamientos y de no saber si verdaderamente estamos preparados para hacer cualquier tipo de ejercicio. Recientemente, la Sociedad Española de Medicina del Deporte (SEMED- FEMEDE) ha publicado un documento de consenso que recoge diversas contraindicaciones que pueden resultar un obstáculo para hacer deporte. Además, en dicho documento se especifica si esa contraindicación es absoluta o relativa, lo que resulta imprescindible a la hora de que los profesionales asesoren a los pacientes acerca de cuál es el deporte más indicado para ellos, de cuáles son las alternativas en caso de no poder practicar el ejercicio elegido o de cómo llevarlo a cabo en cuanto a intensidad, frecuencia de los entrenamientos, biomecánica, nutrición, descanso… para que el deporte sea sinónimo de salud y no al contrario.
Cuando se acerca el momento de la operación salida de vacaciones, es necesario hacer repaso general para comprobar que todo está en orden para disfrutar de unos días de descanso sin sobresaltos. Por regla general, los usuarios que utilizan el coche para sus desplazamientos estivales se ocupan de llevar el vehículo al taller y de verificar que toda la documentación y detalles de su viaje están al día. Sin embargo, según las cifras que manejan los especialistas, prácticamente nadie se acuerda de revisar su visión, un factor fundamental de seguridad vial. Concretamente, el Colegio Nacional de Ópticos-Optometristas estima que en torno al 25 % de los jóvenes de entre 18 y 30 años nunca se ha sometido a una revisión ocular antes de ponerse al volante; mucho menos en las fechas previas a un gran viaje. Esta cifra aumenta hasta el 46 % cuando se tienen en cuenta otras franjas de edad. Este hecho supone que más de cinco millones de personas circulan por carretera sin saber si sufren alguna deficiencia que perjudique su capacidad visual o sin tomar las debidas precauciones para corregirlas, lo que a su vez representa un serio riesgo para la seguridad vial.